miércoles, 9 de enero de 2008

SEGUNDO DIA

Despres de uns dies ecric el segon dia, per fi:
El segundo día nos levantamos, duchita en los baños, lugar social del hostel, ya que en él te encontrabas todas las mañanas con las chicas de tu piso. El personal de larga estancia, como nosotras, vimos pasar a mucha gente de todo tipo, forma, color y manera por ese baño.
En ese preciso momento se produjo un acontecimiento mundial, la “Bella durmiente” entró por la puerta del baño, por fin supimos que tenia vida que hacia otras cosas aparte de dormir, nos saludo con un ligero golpe de cabeza y enseguida comprendimos que no iba haber ningún tipo de comunicación con ella, puesto que era muy, pero que muy extranjera, pelirroja, blanca de piel, cuyo único idioma de comunicación es el inglés, ese que tan fluidamente hablamos tanto Amparo como yo. Así que nuestra relación se basó en unos saludos con un leve alzamiento de barbilla que querían decir: “Hola”, para ella “Hi”.


Hoy tocaba visitar el castillo de los Sforza, que es una fortaleza que sirvió de casa a esta noble familia, que eran los amos y señores de Milán. Este castillo tiene un parque muy bonito, por el que paseamos y disfrutamos de la ciudad milanesa. De aquí nos dirigimos caminado a la iglesia de Santa Maria delle Grazie, donde se encuentra la última cena de Da Vinci, no pudimos entrar ya que había que reservarlas con semanas de antelación puesto que con todo el rollo del código Da Vinci está a tope.

La iglesia estaba cerrada así que decidimos integrarnos en la vida italiana e ir a comer a las 13h, como ellos. Si es que a nosotras nos dejas dos días y volvemos hechas unas milanesas de pro, con los usos y costumbre típicos aprendidos, sino fíjate como todos los días hacíamos “i aperitivi”, si es lo que yo digo: “Allá donde fueres haz lo que vieres”.
Por la tarde volvimos a visitarla por dentro, Amparo se emocionó haciendo fotos y agotó la batería de la cámara, menos mal, porque sino tendríamos doscientas fotos de cada iglesia, monumento o edificio de la ciudad. No es por criticar, que también, sino por contaros fehacientemente lo que allí ocurrió.

Una vez logré sacarla de la iglesia nos dirigimos por el camino que marcaba la guía hacia Navigli, este camino era un paseo por lugares con encanto de la ciudad donde destacaban viejos y señoriales edificios. Cual fue mi sorpresa que caminando por este barrio me encontré con la plaza Escrivá de Balaguer y al principio me sorprendió que un español tan ilustre como el fundador del Opus Dei tenga plaza en Milán, pero luego caí que en Milán son más de derechas que…Acebes.
Llegamos a la calle que conducía a Navigli y para mi sorpresa estaba llena de tiendas, pero de las que si se puede entrar y hasta comprar porque el precio era asequible al maltrecho bolsillo nuestro. Así que como buenas pretty woman entramos a casi todas las tiendas, Amparo hasta se probó 20 pares de zapatos y se compró unas botas, a mi me venia todo torcido, estaba cansada y no era mi día, aunque reconozco que estuve apunto de comprarme unas botas altas, pero enseguida la idea se me esfumó de la cabeza cuando di la vuelta a las botas y vi el precio, que aunque asequible era pasta y no precisamente de la de comer.

Yo no soy una pretty woman al uso, igual si me hubiera acompañado un Richard Gere que me lleve las bolsas y me pague las compras me hubiera hecho el ánimo y me las hubiera comprado.
Como todo esfuerzo tiene su recompensa, al final de la calle había una hermosa terracita, y encima era la hora feliz o Happy hour o i aperitivi, así que como buenas milanesas que ya nos considerábamos, nos sentamos a hacer lo propio. Este bar si tenia un buffet de comida como Dios manda, rissoto, pasta, pizza, ensaladas…de todo y claro la curiosidad nos picaba con lo que intentamos probarlo todo, más que nada para luego dar la opinión de cómo estaban las tapas italianas, bueno que os tengo que contar que no sepáis de nuestra gula.

Tras preguntar donde podríamos ir a tomarnos una copa en algún sitio ambientado, con italianos dignos de ver y gente divertida, nos dirigimos al sitio acordado y cual fue nuestra sorpresa que estaba lleno de bares con unas mesas enormes llenas de tapas, así que dimos un garbeo para ver cual merecia nuestra presencia y nos decantamos por uno, que tenia toda la barra llena de cabo a rabo de comida. Nos sentamos, pedimos los combinados y pasacalle hacia la barra para cargar alimentos.

Fue en este bar donde tuvimos el honor de compartir i aperitivi con Quelo de Milán, un chico que se parecía un montón a él y con Jose de Casinos de Milán, que este si que era calcadito a Jose. Evidentemente no les hicimos una foto porque haber como le explicas que quieres una foto de ellos porque se parecen a dos amigos nuestros y encima siendo italianos que la segunda frase que te dicen es que se han enamorado de ti y la tercera que quieren casarse contigo. Descartamos la idea en seguida.

Tras unos cuantos aperitivis y en vista de que el panorama no estaba muy boyante, decidimos regresar al hostel con una castaña importante. Tomamos un taxi porque el metro ya cerró y el buen taxista nos llevó inmediatamente al sitio, conocía el hostel sobradamente, ¿Por qué será?.
Una vez llegamos al hostel comenzamos nuestro ritual de irnos a la cama, abre la taquilla, saca la maleta, saca el pijama, la bolsa de aseo, etc, guarda la maleta, vete la baño a cambiarte, lavarte los dientes, etc, abre la taquilla, saca la maleta, mete la ropa que te has quitado, cierra la maleta, cierra la taquilla, y por fin ya te puedes ir a dormir. Así que eso hicimos, entramos en la habitación, todo el mundo dormía, incluso la bella durmiente, y cuando emprendía la escalada mi cama me doy cuenta que de nuevo no tenia las sabanas, “me cagüen tó lo que se menea” pensé. Así que recluté a Amparo para mi causa y las dos cogiditas de la mano y haciendo más eses que Fernando Alonso bajamos en pijama, nuevamente a la recepción a por unas sabanas. Esta vez no habían adolescentes mirones, esta vez no había nadie, eran las dos de la mañana, con lo que como pude me hice la cama, escalé por ella y me quedé frita en cuanto toqué la almohada….CONTINUARÁ

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